Catalunya sur: espacio para la innovación rural
El despoblamiento rural es un fenómeno multivariable y que se autorregenera. Es el reverso de una urbanización global que, ahora mismo, polariza el talento como nunca. La demarcación de Tarragona lo sufre también: la cruza una diagonal catalana que, del Ripollès a los Ports, muestra la litoralització y la pérdida de efectivos rurales. La novedad del fenómeno es un interés mediático, de mirada urbana y ávido de dramatismo, que difunde conceptos poco rigurosos (la España vacía) y que atribuye todo tipo de tópicos al adjetivo rural.
Este factor esconde una ruralidad emergente, con nuevos usos, actividades y perfiles sociales. Con tendencias que diferencian zonas, pero que igualan estilos de vida. En muchos aspectos, Falset y Reus se parecen más que Nou Barris y el Eixample. Favorecen el cambio múltiples ámbitos de oportunidad: resiliencia climática, atractivo residencial, empoderamiento femenino, ruralsourcing, internacionalización, coworking, negocios inclusivos, nuevos liderazgos y gobernanzas.
Hablamos de realidades
Con un abanico diverso de promotores, y aparte de los centros tecnológicos del vino (Falset) y el mueble (La Sénia), el sur acoge muchos proyectos transformadores de la economía rural: Nutrisalt (especialización y competitividad en aceite), bancos de tierras, escuela de pastores en la Terra Alta, viveros empresariales de la Conca de Barberà, red de centros de coworking y profesionales Cowocat Rural (impulsada desde la Ribera d’Ebre).
Zonas escasamente pobladas de todo el mundo (Laponia, Nuevo México, Alaska) son polos de captación de la llamada clase creativa. Al mismo tiempo, se dice que las zonas poco densas tienen algomás fácil cambiar de paradigma. Por lo tanto, hay que considerar el medio rural, al sur y al conjunto de Catalunya, como espacio de oportunidad al máximo nivel.
Hay otros ámbitos de proyecto lo bastante dinámicos: reflexión (asociación la Conca 5.1); sostenibilidad (redes locales de biomasa, reserva Ebre Biosfera y candidatura Priorat UNESCO en paisaje); gobernanzas y promoción (mesas supracomarcales del Francolí y El Sénia, asociación y marca de la Vall del Corb); repoblación y dinamización de micropueblos (Prat de Comte, Arbolí); e implicación social (Museu de la Pauma a Mas de Barberans, Ateneu popular la Pastora en la Terra Alta).
Los podemos conectar con ejemplos exteriores, también en campos diversos: gobernanza (agencias del Berguedà y el Ariège); economía (proyecto Smart Rural en el interior de Barcelona, Campus empresarial Lekaroz en Navarra, red Arctic Clusters en los países nórdicos); sociedad digital (fibra mancomunada en la Garrotxa, comercio electrónico en Castelserás, Teruel); repoblación (proyectos piloto en torno al acontecimiento Presura de Soria); marketing territorial para captar población (Gers y Lozère, Francia); innovación social (vivienda compartida en pueblos castellanos); y cultura (arte en la calle en Penelles, festival Esbaiola’t en el Valle de Àneu).
Mejorar las políticas
A pesar de estos casos, y la inclusión del problema en la agenda política, la pérdida de habitantes sigue. Seguramente, las políticas públicas de desarrollo rural han estado demasiado fragmentadas, dando resultados parciales y poco impacto demográfico. Además, el contexto mediático ha favorecido la desorientación y acciones locales e improvisadas. De hecho, puede ocurir que se acabe la moda del despoblamiento, pero que este se quede.
Atenuar un problema estructural -no irreversible- implica análisis, reflexión, cambios y tiempo. Por eso ahora es el momento de diseñar un nuevo marco de políticas de desarrollo rural, que tengta la repoblación como consecuencia natural. Este marco estable tiene que incorporar prioridades como la sincronización top-down y bottom-up y el diálogo entre los agentes, aprovechando factores como las gobernanzas piloto que representan los grupos de acción local y el ARCA.
También, en este apartado, hay que favorecer el conocimiento de casos, como la discriminación positiva de zonas remotas en Suecia, Suiza y Japón, o como la agencia de las Highlands escocesas, de creación pública y funcionamiento autónomo. Este este ha fundamentado la recuperación de población con ingredientes como: centros universitarios y de investigación (imanes para empresas y talento internacionales), políticas de vivienda, cobertura tecnológica universal y servicios básicos itinerantes y/o a distancia.
El nuevo marco de actuación también debe incluir estas variables: visión compartida, no restringida a la economía; nuevo relato rural en positivo, con apoyo comunicativo; superación de los departamentos y límites administrativos; estrategias territoriales adaptativas; priorización de las infraestructuras tecnológicas; y nuevo contrato rural-urbano (favoreciendo territorios en red con nodos de medida diversa).
Favorecer el cambio desde el sur: algunas prioridades
Para el caso concreto de Catalunya Sur, convendría priorizar: proyectos estratégicos en transición energética, movilidad y otros ámbitos; la coordinación de proyectos locales y comarcales (a partir de mecanismos estables); algunos proyectos articuladores (como el tren turístico del Ebro sobre una R-15 renovada); nuevos centros de innovación social y conocimiento; y núcleos creativos y experiencias cualitativas de repoblación en zonas específicas (p.ej. sistema Prades-Montsant). Este marco de actuación tendría que contar con el apoyo de una red nodal de equilibrio, a partir de sistemas como Falset-Mora-Flix-Gandesa y Valls-Montblanc-la Conca.
Zonas escasamente pobladas de todo el mundo (Laponia, Nuevo México, Alaska) son polos de captación de la llamada clase creativa. Al mismo tiempo, se dice que las zonas poco densas tienen algomás fácil cambiar de paradigma. Por lo tanto, hay que considerar el medio rural, al sur y al conjunto de Catalunya, como espacio de oportunidad al máximo nivel. Superando expresiones como retención de talento y el simple mantenimiento de los servicios básicos, por otra parte incuestionable, se trata de convertirlo en plataforma para proyectos de vida del mayor atractivo.
La mala noticia es que, a medio plazo, muchos pueblos pueden tender a su práctica desaparición. La buena, es que las posibilidades de crear comunidades vivas, dinámicas y conectadas, en cualquier lugar, son más elevadas que nunca. Hay que ponerse a ello, pero con un espíritu mucho más positivo.