La construcción industrializada, el futuro de la promoción
Al contrario que otros sectores productivos de la economía española, el de la construcción no ha tenido una evolución significativa dentro de sus procesos. El modelo que se sigue empleando actualmente a la hora de llevar a cabo un proyecto de edificación no es muy diferente al de hace algunas décadas atrás, lo que nos conduce a concluir que el sector se ha mantenido activo sin implementar una estrategia de innovación, un aspecto que cambiará radicalmente en un futuro próximo por las nuevas demandas socioeconómicas.
Y es que se espera una auténtica revolución en términos de innovación dentro del sector motivada, especialmente, por la actual ineficiencia del modelo convencional, el fomento de la sostenibilidad bajo las exigentes normativas europeas y la adopción de nuevas tecnologías dentro del marco de transformación digital que aplican las empresas para continuar siendo competitivas.
Así, pues, ante el contexto actual todos los agentes del sector nos vemos obligados a llevar a cabo una revisión del modelo tradicional y todo apunta a que las condiciones en las que nos encontramos son favorables para impulsar un destacado cambio de paradigma dentro del mercado de la construcción.
¿Se puede permitir el sector no realizar una apuesta clara hacia lo que ya se conoce como la construcción 4.0?
Es en este marco donde la industrialización en la construcción aparece como una vía sólida a la hora de fijar un modelo estratégico y alternativo a la promoción tal y como la entendemos en estos momentos. Tenemos la posibilidad de incorporar las últimas tecnologías existentes para optimizar procesos y ganar en calidad. ¿Por qué resistirnos a ello? ¿Se puede permitir el sector no realizar una apuesta clara hacia lo que ya se conoce como la construcción 4.0?
Desde Servihabitat, y con la vista puesta en los pasos que está marcando la nueva economía, creemos que tenemos que mirar de frente todos estos cambios y asumir los retos que se nos presentan por delante, ya que el cambio de modelo impacta a toda la cadena de valor que está implicada en una obra, desde el diseño y conceptualización hasta su ejecución. La industrialización y todas aquellas tecnologías que consigan una mayor eficiencia en los procesos tendrán un papel relevante en los próximos años.
Si todavía hay alguna duda de ello, solo hace falta realizar un análisis de forma comparativa entre los dos modelos para ver las múltiples ventajas que presenta la industrialización, tanto para los promotores y clientes, como para la sociedad en general.
Desde el punto de vista económico es incuestionable el mayor control de costes que se obtiene bajo un proceso de industrialización. Los imprevistos y desviaciones presupuestarias, tan a la orden del día con el modelo tradicional, quedarían prácticamente neutralizados. Este aspecto cobra relevancia para las empresas ya que podríamos contar con una previsión fiable a largo plazo.
Además, sería posible desarrollar la actividad promotora con una racionalización extrema en los ritmos de producción. Se trataría de producir lo que se necesita justo en el momento adecuado, sin destinar más recursos de los imprescindibles, dando de esta forma una mayor consistencia económica al conjunto del sector.
La dependencia de la capacitación técnica de la mano de obra se convierte en un obstáculo a la hora de conseguir un sector que se mantenga sostenible y competitivo
Otra idea interesante es el impacto económico que un modelo de estas características tendría sobre el territorio local. Ante los costes de transporte estimados para movilizar todos los componentes industriales de la edificación, se tendería a llevar a cabo su fabricación en el lugar más próximo posible de la construcción que se realiza. De esta forma, la actividad empresarial de la zona podría verse beneficiada por un desarrollo de la construcción que sería un motor de generación de un empleo de calidad y aportaría una contribución económica notable sobre el entorno.
La dependencia de la capacitación técnica de la mano de obra se convierte en un obstáculo a la hora de conseguir un sector que se mantenga sostenible y competitivo. La industria ha estado centrada en mejorar e innovar en la producción de materiales, pero no ha seguido el mismo camino en el momento de edificar. La automatización en los procesos limitaría el número de errores y minimizaría los riesgos laborales, lo que contribuiría a la evolución del mercado inmobiliario residencial, mejorando su productividad y calidad.
Este último punto, el de la calidad, también se vería altamente mejorado. La precisión de los elementos que ofrece la fabricación en taller y el mayor control de todo el proceso son factores que otorgan todas las garantías a la hora de edificar, algo que la obra tradicional no puede asegurar por las múltiples circunstancies que se dan en ella, y que en muchas ocasiones son impredecibles.
La eficiencia del modelo de industrialización también repercute en la preservación del medio ambiente, uno de los grandes retos que tenemos por delante como sociedad, y donde el sector inmobiliario no puede mostrarse ajeno a esta necesidad
Como hemos ido desglosando, el ahorro en tiempo y costes resulta evidente. Se estima que los plazos de construcción y entrega de viviendas se vean reducidos en un 30%, ganando en agilidad y dando respuesta a las necesidades de la demanda en el momento que lo necesita.
Pero la eficiencia del modelo de industrialización también repercute en la preservación del medio ambiente, uno de los grandes retos que tenemos por delante como sociedad, y donde el sector inmobiliario no puede mostrarse ajeno a esta necesidad, sino que debe ser un dinamizador más de esta tendencia.
La industrialización nos permite conseguir e implementar unos procesos innovadores más respetuosos a nivel ambiental con una reducción del consumo energético y del volumen de residuos generados. Es cierto que durante los últimos años hemos ido ajustando nuestras técnicas en esta línea y en el sector de la promoción se están impulsando medidas y aplicando materiales orientados en esta dirección, pero tenemos mucho recorrido y campo por explorar.
Me atrevería a decir que todos los actores que nos encontramos dentro del sector inmobiliario estamos de acuerdo con considerar la industrialización como el camino a seguir en la búsqueda de la sostenibilidad, la eficiencia y la mejora continua en los procesos.