Energías renovadas para Catalunya
Encaramos el 2020 con energías renovadas. En la década que empezamos las necesitaremos sobre todo para avanzar hacia la transición energética. Si hace años era una preocupación, hoy es una evidencia: vivimos en una emergencia climática que en gran medida es una emergencia energética. En Catalunya el conjunto del ciclo energético (producción, transformación, transporte, distribución y consumo) supone el 72% de los gases con efecto invernadero y el 87% del CO2 que se emiten en nuestro país.
El decreto y la ley
La vía más directa para afrontar la emergencia es hacer una transición efectiva. La aprobación reciente de un Decreto-Ley de medidas urgentes y el impulso a las energías renovables, que facilita y simplifica su implantación, es un paso importante. El siguiente será la aprobación de la Ley de Transición Energética. Esta Ley, en fase de consulta previa disponible para la ciudadanía, es un punto de partida que debe centrar el debate y generar un proceso participativo para captar y reflejar la opinión de personas y entidades en la lucha contra el cambio climático.
La necesidad de un nuevo modelo energético es la mejor oportunidad para avanzar conjuntamente hacia la multiplicación de la generación de energías renovables y para que Catalunya vuelva a ser una referencia en materia energética.
La primera propuesta identifica 6 ejes estratégicos y 20 estrategias por alcanzar la descarbonización de la economía y la sociedad en 2050. Ejes como garantizar el abastecimiento o el derecho al acceso a la energía, su democratización o maximizar el uso de fuentes renovables nos deben fijar el camino.
Con el fin de establecer un nuevo consenso de país sobre una política energética propia a largo plazo, todas las aportaciones serán necesarias. El camino debe ser claro y compartido, sin volantzos que nos alejen de alcanzar un modelo energético totalmente basado en las energías renovables en el 2050. En esta línea hemos planteado una veintena de estrategias, como la descarbonización en la industria, la reconversión hacia la movilidad eléctrica (con energía de origen renovable), los edificios eficientes y generadores de energía y el máximo aprovechamiento de los recursos (sol, viento, biomasa y agua) renovables y limpios. Todo el marco del apoderamiento del ciudadano, la electrificación de la demanda, la digitalización de las redes, la promoción de la economía circular o la lucha contra la pobreza energética. Son actuaciones que nos tienen que permitir consolidar un modus operandi donde facilitemos la instalación de generadores renovables y nos orientamos hacia un modelo más democrático e inclusivo. Un modelo que se abre a la generación distribuida y que apodera al consumidor. El reto es tan ambicioso que requiere la responsabilidad y compromiso del conjunto de la sociedad civil y de la administración.
Estamos plenamente comprometidos a facilitar que particulares y empresas puedan generar energía para consumirla, almacenarla y vender el excedente. Y es que las renovables no sólo ayudan a combatir la emergencia climática, sino que también pueden hacer más asequible el coste de la energía a los ciudadanos y hacer más competitivas nuestras empresas, que son las más castigadas por los excesivos costes energéticos que sufren hoy.
Innovación para la transición
Cuando repetimos que potenciamos un ecosistema innovador no sólo nos referimos a startups o la industria 4.0. Debe englobarse en un entorno que priorice y estimule la eficiencia energética. En este sentido desde el mismo tejido productivo recibimos aportaciones valiosas de empresas pioneras que crean productos de alta tecnología y que ayudan a nuestro tejido industrial a ser más competitivo. Proyectos como los de AE Innova, que reaprovecha el calor que genera la industria para generar nueva energía; o el de Venvirotech Biotechnology, que transforma los residuos en bioplásticos biodegradables. Ambas iniciativas, premiadas por la Generalitat, demuestran cómo el entorno empresarial es un gran aliado para desarrollar el cambio de modelo.
Para hacer más efectiva esta apuesta, además, la próxima Ley de Transición Energética afronta la transformación del ICAEN en la Agencia Catalana de Energía. Esta Agencia dispondrá de herramientas y capacidades para ejercer la gobernanza, el control y la coordinación de todas las políticas del Gobierno relacionadas con la energía. Así abrimos un debate donde todo el mundo tenga voz y sea escuchado. La necesidad de este nuevo modelo energético es la mejor oportunidad para avanzar conjuntamente hacia la multiplicación de la generación de energías renovables y para que Catalunya vuelva a ser una referencia en materia energética. Nos jugamos salud, economía y progreso.