¿Nos ponemos a ello?

Gestiona equipos y talento dentro del mundo de la cultura.

Este tiempo de pandemia nos ha hecho desviar la mirada hacia lo importante; el cuidado hacia uno mismo, hacia los demás y hacia los servicios esenciales: el servicio de atención y cuidado de las personas, la salud, la educación, la cultura y hemos redescubierto lo que significa en nuestra sociedad disponer de una casa que se ha convertido en hogar y en refugio. Asimismo nos hemos dado cuenta de lo que podía significar no disponer de todo este «patrimonio» social y el riesgo de no invertir en él, de no cuidarlo. Y hemos entendido (lo hemos entendido, ¿verdad?) que el lugar inseparable desde donde construir una sociedad «nueva» debe ser desde las convicciones profundamente humanistas. Convicciones de la vieja cultura humanística que participe de la cultura científica, y al revés, como reflejo de la necesaria transversalidad del conocimiento. Esperemos, sin embargo, que no nos olvidemos de ello cuando llegue la «normalidad» sin máscaras, los nuevos presupuestos y la acción política.

Es en este marco que se nos propuso reflexionar sobre cómo debía reaccionar Cataluña al estremecimiento de la Pandemia; el resultado lo tenéis en el documento Cataluña 2022. Reset. Llamamiento para reactivar el país. El documento se divide en tres ámbitos: sociedad, economía y sector público. Huelga decir que todo está muy ligado entre sí y que todo se vincula. Nosotros lo hemos trabajado y pensado desde la construcción de una sociedad justa, capaz y apoderada, poniendo, como decíamos, la persona, su cuidado, su formación, su desarrollo personal y social y el derecho a hacerlo desde de una vivienda digna, en el centro.

Cuando empezamos a trabajar recibí un mensaje de un buen amigo que me decía: «debéis ayudar a limpiar, sí o sí, y más que preocuparse de salvar el viejo modelo, ayudad a crear uno nuevo, con el relevo generacional que toca. ¡Te deseo una nueva mirada y concreción!». Cuántos buenos consejos en tan pocas palabras. No sé si nos lo hemos conseguido del todo, duele decirlo, pero al menos lo hemos intentado.

Si la idea de país que se dibuja es estimulante y realizable, la motivación llegará sola. A nosotros nos parece que construir una sociedad justa, capaz y apoderada es muy estimulante

En la primera reunión del grupo surgió algo que quiero destacar. Estuvimos de acuerdo, todos, sin ninguna fisura y en un tiempo de récord, que no haríamos ningún diagnóstico porque vivimos en un país hiperdiagnosticado. Hay más diagnósticos, libros blancos, planes sectoriales y globales que cajones donde se han quedado. Nos enfocamos hacia un plan de acción «realizable». Dicen -y lo suscribo- que para realizar un plan de acción complejo es necesario: Conocimiento, acuerdo, motivación y capacidad. Conocimiento sobre qué hacer. En un país híper diagnosticado (correctamente) este conocimiento, obviamente, existe. Acuerdo sobre qué hay que hacer y cómo. Aquí las cosas se complican, los acuerdos no nacen solos, hay que trabajarlos, cuidarlos y hacerlos crecer. Nosotros como agentes externos hemos tratado de ayudar a ello haciendo una propuesta que inicie debates y provoque, cuando se pueda, acuerdos. ¿Acuerdo entre quién? El plan de acción va dirigido al gobierno del país entendido en un sentido amplio y por lo tanto invita a gestionar con maneras de hacer nuevas desde acuerdos políticos amplios y estables (en los temas esenciales) y desde la colaboración público-privada, es decir, insertando esta filosofía en el sistema de gobierno. Motivación. Si la idea de país que se dibuja es estimulante y realizable, la motivación llegará sola. A nosotros nos parece que construir una sociedad justa, capaz y apoderada es muy alentador. Capacidad. Aquí tendremos que re-enfocar las gafas y esforzarnos en atraer talentos, que existen, hacia el servicio público. La colaboración público-privada puede ser una parte importante de la solución. A este reto, que tiene mucho que ver con la transformación del sector público, será necesario dedicarle mucha inteligencia, energía, generosidad y recursos.

Creemos en las personas de nuestro país y las queremos como energía insustituible en la transformación social, cultural y política que es necesario operar y consideramos que la educación y la cultura son los principales motores de transformaciones tanto personales como colectivas y de país

Otra evidencia con la que nos topamos es que todo lo que hay que solucionar son problemas estructurales que la pandemia no ha hecho más que evidenciar o agravar. Si decimos que queremos una sociedad justa, apoderada y capaz es porque creemos en las personas de nuestro país y las queremos como energía insustituible en la transformación social, cultural y política que es necesario operar y consideramos que la educación y la cultura son los principales motores de transformaciones tanto personales como colectivas y de país. Son la puerta de acceso a los derechos y al espíritu crítico.

Necesitamos, pues, poner el foco tanto en acelerar la transformación del sistema educativo como en una política cultural orientada al desarrollo de las personas, y no solo en el de las industrias o los equipamientos -que también. Cultura y educación van de la mano y, por tanto, en paralelo necesitamos acciones concretas contra el fracaso y el abandono escolar, y aumentar la autonomía de los centros escolares, así como, al mismo tiempo, fortalecer las redes educativas del territorio y articular diferentes soluciones que permitan procesos de formación a lo largo de la vida, que deben incluir la formación profesional. Hay que coordinar los espacios de cultura de proximidad, pero también los centros nacionales, y ser capaces de evaluar el retorno social de todo el sistema cultural. Necesitamos innovar en contenidos, formatos y canales de distribución, y afrontar los retos del sector audiovisual y digital refundando los medios de comunicación públicos, conscientes de que en este mundo cada vez más globalizado y digitalizado tenemos un reto severo en la defensa de la lengua y en el futuro de nuestra identidad cultural.

La crisis sanitaria ha provocado amenazas en términos de salud, trabajo, vivienda y en las perspectivas de futuro, haciendo aún más patente la necesidad de avanzar hacia un modelo integral de atención y cuidado de las personas que sea más efectivo y proactivo. Hay que conectar salud y servicios sociales, superando la estigmatización que asocia los servicios sociales solo a personas en situaciones límite, y universalizarlos para que todos tengan un profesional de referencia tanto médico como social que los acompañe en su desarrollo vital, con una mirada holística y potenciadora de la relación persona-comunidad. Hay que mejorar las condiciones de las personas ocupadas en trabajos domésticos y de cuidado de personas dependientes, visibilizar el valor económico de toda esta actividad y ordenar jurídicamente las profesiones de este sector. Proponemos el acceso a la vivienda como elemento crítico para solucionar desigualdades estructurales, con una intervención decidida para lograr que el 10% del parque de vivienda sea público en 10 años.

¿Nos ponemos a ello?

Joan Abella en nombre de los que hemos trabajado en el ámbito «para una sociedad justa, capaz y apoderada» del grupo Cataluña 2.022: Jordi Amat, Tatxo Benet, Mònica Campos, Laura Peracaula, Coral Regí, Jordi Sellas, Maria Sisternas y Montserrat Solsona.

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