#38
Nueva acción social

Si el impacto de la epidemia de COVIT-19 está revelando debilidades preocupantes de nuestro sistema sanitario, también mostró de inmediato la fragilidad de un Estado del Bienestar que queríamos creer más robusto. De repente, de un día para otro, hemos visto sin filtros la cara más dramática de la realidad y, cuando el foco se ha situado en las residencias de personas mayores, hemos redescubierto un agujero negro que tendría que interpelar al conjunto de la sociedad. No sólo a las instituciones. También a la ciudadanía. Porque ha sido un fracaso colectivo. No sólo aquí, pero aquí también. Este drama de la fragilidad, que no tenemos que olvidar, lo acentuará la crisis económica que vendrá. Ante esta realidad habrá que reforzar el escudo social. Hay que planificar y se tiene que actuar. A corto y a largo. Lo tienen que hacer las instituciones, está claro, pero también la sociedad civil a través del voluntariado, los instrumentos asociativos que ya ha creado y apoyando las entidades que hace años trabajan en silencio sobre el terreno para paliar una situación de pobreza que mina, y todavía minará más, la posibilidad de cohesionar un país que sabe que la desigualdad es el primer enemigo de la democracia.