Más preparados, pero más precarizados

Doctora en Sociología por la Universitat Pompeu Fabra y actualmente es investigadora en el grupo de Educación Superior y Desigualdades Sociales del Departamento de Sociología de la Durham University (Inglaterra)

A lo largo de las últimas décadas Catalunya ha vivido una expansión educativa que ha permitido que un mayor número de personas se beneficie de la educación universitaria. Pero el incremento del número de alumnos ha crecido más de lo que lo han hecho las plantillas de docentes e investigadores. Además, el volumen y la calidad del trabajo exigidos a los académicos ha aumentado a un ritmo mayor del que lo han hecho las condiciones que permitirían mantener y mejorar la calidad de docencia e investigación. El impacto de la crisis financiera, la introducción de políticas de austeridad y la implantación del Plan Bolonia han contribuido a poner más dificultades. Las resumo.

  1. Austeridad en la contratación

El nivel de contratación del personal permanente se ha congelado. Esta limitación ha empujado a los gerentes a sobrecargar los permanentes y a abusar de figuras contractuales temporales o excepcionales para cubrir la docencia (por ejemplo, profesores asociados o visitantes). Además, la ausencia de nueva contratación ha obligado a jóvenes investigadores a enlazar diferentes contratos posdoctorales con posibilidades limitadas de promoción o contratación permanente. Estos desencajes entre las necesidades docentes y de investigación y las posibilidades de contratación no solo han influido sobre la calidad de la docencia que imparte un profesorado precarizado, sino que también limita la capacidad para llevar a cabo una investigación internacional competitiva.

  1. Doble vara de medir

Durante la primera etapa de expansión de la universidad catalana, el acceso a la carrera académica estaba menos disputado. Eran pocos los que finalizaban un doctorado y eran contratados en el mismo departamento donde se doctoraban, bajo las órdenes y protección del director de tesis. Hoy el nivel de competencia ha aumentado de forma exponencial y los requisitos de acceso se basan en mayor medida en criterios académicos (el número y la calidad de las publicaciones en revistas académicas de referencia internacional en inglés). En algunos casos esta doble vara de medir entre dos generaciones provoca que algunos séniors de los departamentos ahora no pasarían los requisitos actuales para iniciarse en la carrera.

  1. Precariedad en femenino

Aunque en términos globales y proporcionales el número de mujeres que finalizan estudios universitarios (de grado, posgrado y doctorado) es mayor que el de hombres –con variaciones en función del campo de estudio–, el número de mujeres que avanzan en la carrera académica hasta posiciones estables y de responsabilidad está lejos de equipararse con el de los hombres. Estar en un entorno masculinizado, donde la opinión, las formas y las normas han sido pensadas por y para hombres, la competencia para entrar y estabilizarse académicamente aún es mayor.

Las condiciones contractuales en Catalunya distan mucho de ser atractivas para los académicos de otros países

Además hay que añadir las dificultades para compaginar la vida académica y la familiar, ya que hasta hace poco las becas doctorales y postdoctorales no preveían la posibilidad de baja maternal. Igualmente, hoy en día todavía no se tiene en cuenta la reducción/ ralentización en la producción de artículos académicos durante las bajas maternales, de modo que las madres se encuentran en desventaja en cualquier proceso de contratación. Otra consecuencia relacionada es el retraso involuntario o la renuncia a la maternidad.

  1. Internacionalización “doméstica”

Una de las principales funciones de las universidades es aportar conocimiento desde diversas perspectivas científicas para avanzar en la investigación en nuevos terrenos y promover discusiones sociales desde una perspectiva crítica. Una forma de lograrlo es promoviendo la movilidad de docentes e investigadores entre universidades en el ámbito nacional e internacional. Sin embargo, tanto las condiciones económicas como contractuales en Catalunya distan mucho de ser atractivas para los académicos de otros

países. En la mayoría de los casos, la internacionalización se ha conseguido a través del retorno de personas que, o bien se han formado o trabajado en el extranjero durante una temporada y están dispuestas a aceptar condiciones económicas y laborales precarias para volver a casa, o bien personas de otros países que han estudiado en Catalunya y que están dispuestas a quedarse por motivos personales y no laborales. En ambos casos, la calidad del personal docente e investigador parece depender del buen clima y estilo de vida mediterráneo, pero no de unas condiciones laborales atractivas.

  1. Apoyo a docencia e investigación

El reparto del tiempo del profesorado se divide entre tiempo de docencia e investigación, con una parte más residual dedicada a tareas administrativas. Últimamente, el tiempo dedicado a gestiones administrativas ha aumentado por dos motivos: el incremento del número de estudiantes y la gestión de buena parte de la comunicación por correo electrónico o plataformas intranet, y la mayor precariedad que ha sufrido el personal de administración y servicios (PAS), sea a través de la externalización de los servicios o de la reducción del número de trabajadores. El hecho de prescindir de un número mayor de personas que apoyan la docencia y la investigación hace que estas tareas recaigan en un menor número de personas o en el mismo personal docente e investigador. Es una carga que no solo dificulta la tarea de docentes e investigadores, sino que también los pone en una situación de desventaja comparativa en relación a académicos de otros países con mejores condiciones de apoyo a la docencia y a la investigación, de modo que afecta la calidad y el prestigio del sistema universitario catalán.

Estos puntos pueden tener mayor o menor relevancia en función del departamento o la universidad. Lo más importante es que el sistema universitario está sostenido en alto grado por la vocación y genuino interés en la docencia y la investigación de buena parte de los académicos que lo integran. Aunque esto es una buena señal de compromiso con el trabajo, el sistema universitario catalán no puede simplemente confiar en la buena fe y la vocación. También debe mejorar las condiciones económicas, materiales y laborales para proporcionar una mejor oferta docente y producción científica que nos acerque a un modelo universitario que pueda competir en el ámbito internacional y al mismo tiempo promover la igualdad y la diversidad como principios.

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