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La gestión del desacuerdo
Los conflictos de autodeterminación son especialmente difíciles de tratar dado que las posturas en disputa cuestionan la identidad, la esencia de las partes en disputa.
Kristian Herbolzheimer
Es director del Institut Català Internacional per la Pau (ICIP) e ingeniero técnico agrícola por la Universitat de Lleida. También es analista de procesos de paz, experto en la gestión del postconflicto y en el papel de la sociedad en las transiciones. Ha asesorado y da apoyo en los procesos de paz de Filipinas, el País Vasco y Colombia.@KristianHerbolz
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El imprescindible diálogo
Dialogar es reconocer que mejor es un pequeño acuerdo que no un enorme desacuerdo.
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La seguridad y la garantía de derechos y libertades
Existe un modelo de gestionar la seguridad en un conflicto social y político que se debe explorar para no acentuar la escalada violenta del conflicto.
Noe Ayguasenosa i Soro
Diplomada en Cultura de Pau y posgrado en Seguridad Pública. Impulsó la Unidad de mediación e interlocución del Cuerpo de Mossos d'Esquadra. -
Filosofía y herramientas del caso sudafricano
Cuando no hay tiempo para gestionar un conflicto hay que crearlo y se deben abrir espacios para que reaparezca controlado.
Ferriol Sòria
Director de la Fundación Ernest Lluch. Doctor en Historia para la UPF con la tesis "Las Comisiones de la Verdad. Un factor de transformación social en comunidades en conflicto".@FerriolSoria
#24
Gestión del conflicto
28 Oct 2019
Editorial
La crisis constitucional que empezó con el proceso de reforma estatutaria ha acabado reconvirtiéndose en un problema todavía de mayor complejidad y trascendencia: la crisis se ha convertido en conflicto institucional e impacta en la mecánica del Estado, degradando su calidad, y sobre todo impacta en la cotidianidad de una sociedad catalana sin horizonte de salida. Obviar la existencia del problema, ahora más que nunca, es militar en la ceguera. Porque desde la sentencia dictada por el Tribunal Supremo, tal como podía preverse, el conflicto ha entrado en una fase todavía más inquietante y, desbordada la ciudadanía y desbordados los políticos por los disturbios, va aumentado la conciencia de que el tiempo de parálisis no resuelve nada sino que enquista una situación tóxica. En este número reflexionamos sobre cómo se podría gestionar un conflicto como el que sufrimos y asumimos que hay que empezar de muy adentro, apelando a valores de convivencia básicos (el primero, el diálogo), porque la situación tardará tiempo a resolverse. Algún día, entre todos, porque la solución ha de ser para todos, deberemos ser capaces de reconstruir la ciudad del perdón.