En el punto de mira de los ODS de la ONU: la igualdad de género, una cuestión pendiente

Ingeniera especializada en Transporte y Urbanismo por UPC Barcelona-TECH y la ESTP Paris Grand École. Preside la asociación sin ánimo de lucro Young IT Girls. Es Manager de la línea de negocio de movilidad inteligente y transportes a Doxa Innova & Smart.

El feminismo es de todos y para todo el mundo. No debería haber dudas sobre eso. Las chicas y las mujeres representamos la mitad de la población mundial y, por lo tanto, suponemos la mitad del potencial y el talento de la sociedad. Por no mencionar que la igualdad de género no sólo es un derecho sino que es una vía para generar mayor valor a la sociedad. Porque sí, mujeres-hombres somos diferentes y en muchos aspectos, pero promovemos una actividad económica y productiva dando un paso adelante para una sociedad rica en la diversidad. Entre los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, la ONU ya fija el de igualdad de género. Además la ONU afirma que una mejora en la desigualdad de género estimaría un incremento del PIB de un 12% en el año 2050. Y otras mejoras al combatir disparidades podrían aumentarlo en un 4% adicional.

¿Cómo creemos que las chicas se plantearían la selección de carreras técnicas si hasta ahora nunca hemos tenido referentes en los libros y aulas que nos demuestren que eso puede pasar? ¿Qué haremos para que la tecnología sea para todo el mundo, usada y atractiva, si sólo la han creado los hombres?

Está claro que la desigualdad de género engloba múltiples retos distintos en función del contexto de cada país: desde las desigualdades socioeconómicas agravadas entre géneros hasta la falta de perspectiva de equidad entre las políticas tanto públicas como empresariales y también en relación al propio funcionamiento de nuestra sociedad.

En diversas ocasionas, jóvenes – chicos y chicas- me han formulado esta pregunta: “¿qué es el feminismo?” Incluso los hay quienes afirman que “creo que se ha desvirtuado el feminismo y por lo que trabaja” pensando que es sólo para las chicas y las mujeres. Y no, insisto, el feminismo es y debería ser para todo el mundo. El feminismo es combatir el contexto social que hemos vivido y que estamos viviendo y que, de una manera u otra, no permite tener las mismas oportunidades a todas las personas. Aquí hay un gran tópico que todavía se pone en duda y que tenemos que combatir todos. No sólo como mujeres u hombres. Como sociedad.

Jóvenes innovadoras

Entre los hitos para asegurar una formación equitativa y la igualdad de oportunidades laborales, las Young IT Girls –jóvenes emprendedoras apasionadas por la innovación– trabajamos a fin de que se tengan las mismas condiciones para escoger o acceder a las carreras técnicas y el trabajo decente. Ahora sólo una de cada cuatro chicas escoge carreras técnicas. ¿Por qué no hay un acceso equitativo al mundo tecnológico? ¿Por qué no hay mujeres que quieran sumarse al sector del momento y del futuro? Respondo formulando preguntas: ¿cómo creemos que las chicas se plantearían la selección de carreras técnicas si hasta ahora nunca hemos tenido referentes en los libros y aulas que nos demuestren que eso puede pasar? ¿Qué haremos para que la tecnología sea para todo el mundo, usada y atractiva, si sólo la han creado los hombres? Hablamos de feminismo para una sociedad global que cree en la igualdad de potencial y de oportunidades. Asimismo hablamos de la autoconciencia del sesgo y la orientación dispar que tiene cada cosa.

En sectores tecnológicos el 21% de las personas ocupadas son mujeres y, en contrapartida, en el sector sanitario son el 59%. ¿Por qué las chicas prefieran carreras sociales o vinculadas a las ciencias de la salud? ¿Es así porque estas carreras científicas tienen una vertiente humana más clara y evidente? Sí así fuese, la tecnología también la tiene y cada vez más. Muchas veces la respuesta pasa por visibilizar, poner en valor y sumar a los de tu alrededor. Al mismo tiempo fortalecer confianza, romper estereotipoes y generar referentes. Adicionalmente, ejemplarizar y humanizar la ciencia y tecnología para hacerla más atractiva.

La puerta de los recursos humanos

Nadie duda de que vivimos en una sociedad digital y en un mundo de emprendimiento en el que el talento y la creatividad de los jóvenes son un puntal clave para el desarrollo económico y sostenible. Combatiendo la desigualdad de género hay que añadir también la gestión y el apoderamiento intergeneracional. Porque no cambia sólo la inserción de la mujer en sectores más masculinizados, como puede ser el del mundo digital, sino que al mismo tiempo deben establecerse políticas de gestión de personas que velen por los intereses de crecimiento personal, ya muy dispares, entre las generaciones Y, Z o los millennials.

También es importante, ahora que se acerca el Día de la Mujer, reflexionar sobre la adquisición de talento, aspecto tan importante para la igualdad de género y que todavía tiene mucho recorrido para mejorar. ¿Cuántas veces nos encontramos con comentarios que minimizan el talento y te desaniman al afirmar que has sido seleccionada por cuotas y no por el conocimiento y pericia contrastada? Formación en tratamiento de personas, generaciones y autoconciencia del sesgo es lo que deberían hacer muchos equipos de recursos humanos.

La gente joven ya no pensamos a establecernos en un puesto de trabajo estable para siempre. Pensamos en crecer, aprender, tener dinamismo, un equipo bueno y colaborativo, así como ver diferentes aspectos de trabajo que alimenten nuestras inquietudes día a día. Así pues esperamos y nos gustaría ver muchas veces una adquisición del talento y una gestión intergeneracional pensada para el talento que sube y que al mismo tiempo sea equitativa. Dicho de otra manera, en la adquisición y gestión de recursos humanos –la puerta de entrada en el mundo profesional–, todavía hay demasiadas desigualdades inherentes que deben trabajarse para transformarlas. Esta puerta fría de entrada debería verse como una oportunidad para animar y creer en el nuevo talento, hacer pensar a todo el mundo en grande y no poner limitaciones o miedos a quienes aspiran a comerse el mundo.

Hay que pensar, en definitiva, en un cambio global entre todos hacia la promoción y el apoderamiento, pero sobre todo hacia la normalización del papel de la mujer en el mundo profesional. El apoderamiento entendido como una sociedad colaborativa que se apoya y empuja para emprender nuevos retos y aprendizajes personales y, sobre todo, que pone a disposición de cada persona un amplio abanico de oportunidades. Apoderar es, para mí, creer en una persona, independientemente de cómo sea o de dónde provenga, y lanzarle el mensaje que nadie nace sabiéndolo todo y que todos, con motivación y voluntad, podemos llegar allí donde queramos.

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